Nurtura y destruye en DRAPLINE
DRAPLINE es un juego roguelite de entrenamiento donde el jugador cuida de una chica dragón que se alimenta de todo lo que encuentra a su paso. Este título destaca por su mecánica única de crianza, donde lo que consumes influye en el crecimiento y habilidades de la protagonista. La jugabilidad es rápida, permitiendo ciclos cortos de juego que fomentan la experimentación y el descubrimiento de múltiples finales. A medida que la dragón se alimenta, desbloquea más de 100 habilidades que permiten personalizar su estilo de combate, lo que añade una capa estratégica a la experiencia. La narrativa se entrelaza con las decisiones del jugador, afectando no solo el combate sino también la personalidad y apariencia del dragón.
Cada partida dura alrededor de una hora, lo que hace que DRAPLINE sea accesible y fácil de volver a jugar. Sin embargo, la naturaleza rápida de los ciclos puede llevar a cierta repetitividad, especialmente en las primeras partidas. A pesar de esto, la variedad de caminos narrativos y la posibilidad de construir diferentes estilos de juego mantienen el interés a lo largo de múltiples sesiones. La combinación de humor, un protagonista en evolución y una premisa única aseguran que cada partida sea un nuevo desafío, aunque el jugador debe tener cuidado con lo que alimenta a su dragón, ya que el final depende de ello.